martes, 14 de julio de 2009

Un paso primero... luego el otro

No cabe duda que los chilenos somos una especie muy rara, entretenida y extraña. De alguna forma nos identificamos y nos reconocemos unos a otros en cualquier parte del mundo, ya sea en Taiwan, en Nairobi o en Caracas. Cuando los que han tenido la fortuna de conocer otras culturas y se comparan con ellas se dan cuenta de que no somos ni tan malos ni tan buenos, tenemos características muy buenas, pero también otras no tanto; y por que no decirlo exacerbamos las buenas y las otras... no las mencionamos. Por si algunos no se han dado cuenta, no somos los ingleses de latinoamerica.

Tenemos un radar que nos permite reconocernos otras latitudes, pero extrañamente perdemos la capacidad conocernos y re-conocernos cuando estamos en nuestro país. A diario millones de nosotros entramos en la vorágine diaria y respondemos a señales muy propias, muy chilenas, siendo ya casi naturales en nosotros, como así mismo en la forma que reaccionamos a ellas.

Nos ajustamos a condiciones históricas totalmente disfuncionales y asumimos el costo de cada una de ellas. Sin ir mas lejos con el inicio del Transantiago que afectó a miles en forma dramática asumimos la característica que nos identifica y le bajamos el perfil a la situación, uno preguntaba a cualquier persona como lo hace para movilizarse y podía escuchar respuestas del tipo "ahora me levanto 1 hora antes, a las 5:30". Uno podría decir ¿Que hay de nuevo en eso? con una naturalidad propia de nuestra idiosincrasia, pero lo correcto sería preguntarse ¿Porque lo encuentro normal?. De normal no tiene nada, ¿Alguien se hizo cargo del impacto personal, social, familiar y económico de los santiaguinos?, no, nadie. El impacto lo asumimos usted, yo y cada persona que conoce encontramos "la mejor forma" de sobrellevarlo. ¿Hicimos algo con todo lo que nos afectó?, ¿Nos coordinamos para tener una solución rápida?, ¿Alguna solución nos puede resolver el costo familiar?, ¿Exigimos una pronta solución?. No. Nos "acomodamos" y lo aceptamos como algo normal.

Todo esto tiene responsables conocidos. Usted, yo, todos nosotros. Aceptamos y damos por hecho que nada de lo que hagamos implicará un cambio. Hoy por hoy existen ejemplos incipientes de personas que no aceptan que los perjudiquen gratuitamente, obviamente en su reacción han tenido que abrir camino, no sin costos personales, pero que han logrado que se respeten sus derechos después de mucho andar. Esto para algunos es un atributo y una característica personal, para el resto de nosotros es necesaria enseñarla para que todos tengamos la capacidad de lograr el propio respeto. Obviamente es una tarea que implica un gran trabajo para que se reconozca en las instituciones y empresas este derecho, el camino no es fácil, pero si usted pone un grano de arena tenga por seguro que otros lo imitarán. Al lograr un pequeño objetivo, su hijo, un familiar, un amigo, un vecino aprenderá y aplicará lo que usted logró. Enseñe.

Demos un paso primero, hagamos lo que tengamos que hacer, enseñemos, maduremos como sociedad, cooperemos.

Suerte... yo trato de poner mi granito de arena cada día. Se puede.

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