martes, 20 de julio de 2010

Educar a personas

Ayer subí al Metro y tuve la suerte de que iba poca gente, claro que algunos pedirán una definición de "poco"... jajaja, me refiero a que podía desplazarme por el carro sin mayores problemas y sin molestar. Al poco andar llamo mi atención la conversación de tres hombres jóvenes, de unos 27 años aproximadamente, que conversaban animadamente; por la forma de vestir y su presencia me parecieron universitarios egresados hace pocos años y con trabajo. Evidentemente con esta descripción no habría nada extraño salvo por la forma en que se expresaban y lo que hablaban. A mi lado una señora de unos 60 miraba el túnel oscuro fuera del carro con evidente incomodidad y casi con una esforzada despreocupación trataba de evitar escuchar la conversación de aquellos tres jóvenes cuyo tono de voz permitía oír obligadamente lo que conversaban.

La animada conversación no habría tenido nada particular en un lugar privado, pero no era así. La cantidad de garabatos por frase incomodaba a cualquiera, cerca mío iban señoras, niños, oficinistas, estudiantes. Me preocupé de observar a mi alrededor y ví caras de desagrado y timidez ante esta sublime falta de respeto por el vecino.

Hoy en día es complejo pedir que se nos respete el metro cuadrado de cada uno de nosotros, si algo hacemos no sabemos si nos responderán con una catedrál de insultos, golpes o hasta que lleguen a sacar un arma. Hemos visto agresiones en la locomoción y en el metro muchas veces; y nadie hace nada, y no me refiero a aquellos valientes que se arriesgan y ayudan anteponiendo la seguridad del otro a la propia, me refiero a las auoridades. Hoy las empresas privadas o públicas no se hacen responsables de lo que ocurre en sus instalaciones y sus "guardias de seguridad" son sólo para velar por el patrimonio de las empresas... a diferencia de lo que cree la mayoría y que sería para cuidarlos como clientes.

Volviendo a lo que viví en el metro puedo decirles que fue desagradable el vocabulario vulgar, no puedo decir que no hablo con algunos garabatos en mi círculo mas íntimo, pero fue tremedamente vulgar y desagradable. Hombres y mujeres conversan de esa forma sin importales quienes los rodean, haciendoles un flaco favor a su familia, colegio, universidad y empresa en la que se desempeña. Esto es un reflejo de nuestra sociedad que relativisa todo y a todo evento justifica. Nadie se hace responsable y es culpa del resto lo que ocurre.

Tengo el vivo recuerdo de mis abuelos y mis padres respetuosos del vecino y de las buenas costumbres donde mi libertad terminaba donde empezaba la libertad del otro. Conversando con ellos recordaron que en su época de colegio había un ramo tan importante como matemáticas y bología, era Educación Cívica. Que importante era y tontera haberla perdido, ¿Quién habrá sido el resposable de sacarla del curriculum colegial?

Dejo la propuesta hecha, yo propongo que Educación Cívica sea un ramo nuevamente.

No dejemos que en esta sociedad siga en aumento la vulgaridad, la falta de responsabilidad y que siempre el resto sea el culpable.

1 comentario: